En Can Solé cuidamos mucho nuestros postres, por eso necesitábamos la figura de una pastelera-repostera, alguien que elaborara a diario postres artesanos y a medida de nuestro estilo. Esa persona es Cristina. Entró a trabajar con nosotros cuando apenas tenía 20 años. Pese a su juventud, enseguida supo adaptarse y pronto nos conquistó con su destreza con los dulces y postres.
Esta barcelonesa de 24 años se formó en la Escola del Gremi de Pastisseria de Barcelona, y nada más salir de sus estudios aterrizó en nuestra cocina. Cosas del azar, pero ni su juventud ni su poca experiencia laboral se notaron nunca. Muy al contrario, su pasión por el mundo dulce eclipsó todo.
Lo que más le gusta es hacer pasteles, aunque su postre favorito es el tocinillo de cielo y el merengue. “Para mí es un placer estar en Can Solé porque hay muy buen ambiente con el personal y con la clientela”, cuenta Cristina, una joven repostera que sueña con regentar algún día su propia pastelería. Seguramente, iríamos a comprarle sus pasteles para seguir sirviéndolos en nuestras mesas.